martes, 21 de abril de 2015

El descampado



Este boniato de la foto apenas tenía año y medio, y la perra ni idea de su edad. Se llamaba Chiqui, de eso sí que me acuerdo, y era de unos señores algo mayores que vivían en nuestra escalera. Me chiflaba jugar con ella en un descampado cercano, donde coincidíamos todos los vecinos para solearnos los domingos. Nos mudamos enseguida y perdimos el contacto, pero esta foto que nos hizo mi padre, en plena conversación, siempre me hace imaginar lo divertidas que tenían que ser nuestras andanzas mutuas.

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