miércoles, 1 de abril de 2015

Voluntariado con niños

Es interesante implicar a los más pequeños de la familia en tareas de voluntariado; aprender que el trabajo también se puede desarrollar de manera desinteresada, con la única pretensión de ayudar, de colaborar allí donde haces falta, es un manera de desarrollar su compañerismo y su capacidad de ponerse en el lugar de otro.

Ser casa nodriza, o casa de acogida, quizá sea una de las maneras más cómodas de iniciar a los niños en la necesidad de implicarse en causas solidarias pues el trabajo de voluntariado se realiza en tu propio hogar. Un voluntario nodriza se hace cargo, en su casa, del cuidado de un animal durante un tiempo determinado.

Los animales recogidos en centros de protección animal a veces necesitan cuidados especiales que sólo son posibles en una casa. Es el caso de los cachorros, de los animales que requieren medicación constante y de aquellos que se están recuperando de una operación. Un caso que queremos destacar es el de los abueletes. En los centros de protección animal que aplican el sacrificio cero en su gestión, algunos animales se van haciendo mayores y, lamentablemente, no son adoptados. Algunas protectoras buscan voluntarios para que estos veteranos puedan pasar sus últimos años de vida en un entorno familiar. Es increíble cómo viven una segunda juventud en su casa de acogida. Este tipo de acogida, según cada protectora, puede ser permanente hasta el fallecimiento del animal o por temporadas (durante los meses de invierno para muchos de ellos se hace dura la vida en el centro de adopción).

Polo y Charli, dos abueletes del Refugio Cambados.

Las organizaciones que desarrollan este tipo de voluntariado suelen hacerse cargo de la alimentación del perro o gato, facilitando a la casa de acogida el pienso necesario, así como de los tratamientos que requiera para su recuperación y de las vacunaciones y desparasitaciones en el caso de los cachorros.

Podemos contaros en primera persona lo enriquecedor que es esta labor pues hemos sido casa nodriza en varias ocasiones para la organización El Refugio. En nuestro caso hemos sido nodrizas de cachorros neonatos. Hacerse cargo de unos cachorretes es una experiencia increíble; enternece ver cómo los niños de la familia están pendientes de las horas de la comida de los cachorros, se preocupan de masajearles la tripota como haría su madre para que hagan bien la digestión, de mantenerlos limpios… y lo más importante, de darles el cariño necesario para su correcta socialización. Es una experiencia que fomenta en los más pequeños su responsabilidad, mientras aprenden a proteger a los más débiles alejándose de su egocentrismo infantil.

Imagen de una casa de acogida.

Por otro lado, es una manera de que los niños puedan disfrutar de los beneficios de criarse con animales (ya hablaremos de este tema tan interesante en futuras entradas), sin la necesidad de tener que comprometerse durante años en la tenencia continua de un animal. Ahora, eso sí, el voluntario nodriza tiene que hacer frente al compromiso en el cuidado del animal durante el tiempo correspondiente; la duración de la estancia de los animales depende de su situación específica pero suele oscilar entre uno y tres meses mínimo.

Os hemos hablado de la organización El Refugio por nuestra experiencia directa en su estupenda gestión del voluntariado nodriza pero hay muchas otras protectoras que requieren de este tipo de colaboración. Acudid a Internet para localizar las protectoras cercanas a vuestro lugar de residencia en el que se desarrolle este tipo de voluntariado.

Queremos también recomendaros el Refugio Cambados, una protectora gallega con una gestión muy completa incluyendo entre sus actividades, jornadas superdivertidas para niños y charlas en centros educativos. Las fotos que ilustran este artículo son de su gestión de casas de acogida.

Si quieres informarte de cómo ser nodriza en El Refugio (Madrid):

Si quieres informarte de cómo ser nodriza en el Refugio Cambados (Galicia):


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